¿QUIENES SOMOS?

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La "SOCIEDAD ROOSEVELT", es una organización creada para servir como interlocutor válido ante nuestra sociedad y autoridades, a fin de presentar propuestas y alternativas en lo que concierne a la discapacidad.Si quieres ver y saber más de la SOCIEDAD ROOSEVELT, haz click en esta fotografía, o visita nuestra página web: www.proyectoroosevelt.mex.tl

domingo, 20 de enero de 2013

PRESIDENTE DE CONFIEP OPINA SOBRE CUOTA LABORAL PARA PCDS


Las personas que tienen alguna discapacidad son personas de valor para la sociedad. La vida les puso un reto más: una limitación física o mental con la que deben desarrollarse y que muchas veces les permite perfeccionar otras capacidades o facultades, convirtiéndolas en personas superdotadas para ciertas actividades, demostrándose a sí mismo que esa discapacidad no los limita, sino que los puede fortalecer.
Una persona discapacitada no desea que la vean como "alguien especial" o como una carga, no busca la compasión, no quiere que la disminuyan como persona, sino que la vean como un ser con capacidades, con competencias para el trabajo y que, por lo tanto, sea tratada como igual.
El mundo moderno está globalizado y el Perú, gracias a su política de Estado de apertura comercial al mundo, compite no solo en el exigente mercado externo, sino también en el mercado interno, de igual a igual, frente a miles de empresas de las mejores economías del mundo. Hoy en día, para formar parte de estos mercados, se debe ser altamente competitivo y productivo. Es por ello que las empresas buscan tener el mejor personal, al cual contratan no por su color de piel, religión, afiliación política o discapacidad, sino por sus competencias para el puesto. El Estado debería hacer lo mismo.
la recientemente aprobada Ley General de las Personas con Discapacidad (ley 29973), que fue promulgada por el congreso de la República, no rescata el valor que tiene el discapacitado por sus competencias y virtudes y su utilidad para la sociedad y las empresas, sino que conmina compulsivamente al Estado y a las empresas privadas a contratar personas por su condición de discapacitado y no por sus competencias para el puesto, con la gravedad de que si la empresas no cumple su cuota, la multan, porque el Estado finalmente no se multa a sí mismo.
Este tema no es nuevo, menos aún la perspectiva impositiva desde la que se aborda y que, finalmente, está demostrando que no soluciona el problema de fondo. Es así que existen antecedentes como la ley 27050, que el Estado no ha cumplido, ya que no brindó su cuota obligatoria establecida del 3%, ¿Qué sucedió en este caso? ¿El Estado se aplicó multas a sí mismo ante el incumplimiento? ¿por qué existen cuotas para discapacitados en el sector público que no están siendo cubiertas y ahora amplían esta obligación al sector privado? La competitividad y la productividad de las empresas y del Estado son parte de las políticas de Estado. Ahora el Estado tiene que contratar el 5% de su planilla (75 mil personas aproximadamente), y la empresa privada formal, el 3%.
Creemos quela inclusión de las personas con discapacidad no es un tema de leyes, sino uno de convicción y de compromiso para contar cada día con más personas, discapacitadas o no, en mejores condiciones, capaces de cumplir con los requerimientos de un mercado laboral cada día más competitivo.
Hay varias complicaciones en torno a esa ley, además de su inconstitucionalidad, especialmente en el aspecto práctico y de aplicación: ¿qué pasa si la empresa ya tiene la planilla completa? ¿qué pasa si la empresa no encuentra discapacitados con las competencias adecuadas para el puesto? ¿qué pasa si el discapacitado contratado no rinde? ¿qué sucedería en las actividades de riesgo, donde se atentaría contra el propio discapacitado y contrata las demás personas que trabajan en esa actividad, algo que además las normas internacionales no permiten? y si se les contrata para cumplir la cuto y no se les asigna responsabilidades u obligaciones, ¿no se está atentando también contra su condición humana?

Se genera además una paradoja y es que esta ley, que pretende evitar la discriminación, es esencialmente discriminatoria para los que no tienen alguna discapacidad, ya que las empresas que ya tienen su planilla completa y que tienen que cumplir la cuota tendrían que vacar algunos puestos, con lo que se estaría discriminando a trabajadores actuales solamente para cumplir con esta nueva ley o crear innecesariamente nuevos puesto, dejando de lado a postulantes sin discapacidad, haciendo a las empresas menos competitivas y aumentando sus costos. En el caso del sector público, la vacante de un puesto previamente ocupado por una persona con discapacidad solo puede ser ocupada por otra persona con discapacidad, lo cual se convierte en una discriminación inversa, que afecta a las personas que no tienen alguna discapacidad.

Es obligación del Estado y de la sociedad plantear soluciones para promover una verdadera inclusión de las personas con discapacidad que puedan insertarse en el mercado laboral. No existe una fórmula mágica, pero sí criterios que se podrían utilizar: capacitarlas y desarrollar sus competencias desde la edad temprana en el colegio y luego en el instituto tecnológico o la universidad; crear un efectivo registro de personas con discapacidad en donde se muestres sus competencias profesionales y su récord laboral; fomentar la contratación en el sector privado bajo incentivos positivos y no mediante "decreto" y hacer lo propio en el sector público, entre otras acciones. pero lo más importante es que las instituciones públicas encargadas de promover a la persona con discapacidad trabajen y cumplan sus funciones resaltando las competencias para el puesto que tiene una personas con discapacidad y no su propia discapacidad, que es lo que viene sucediente.

En este sentido, como es de público conocimiento, hemos tenido una reunión con el presidente del Conadis, buscando alternativas que permitan promover la inclusión de las personas con discapacidad en el mercado laboral peruano mejorando sus competencias y su empleabilidad.

Se nos ha criticado de ser insensibles frente a este tema. Nada más falso. Existen muchos ejemplos de empresas privadas que cuentan entre sus colaboradores y directivos con personas con discapacidad a quienes les dan mucho valor y quienes aportan en su trabajo. Es nuestra obligación replicar estos ejemplos, educando y dando oportunidades, tanto en el sector público como en el privado, y se puede potenciar más con políticas inclusivas y promotoras, algo que se necesita con urgencia y no con leyes contrarias a la Constitución.

Reflexión final: el poder ejecutivo y el congreso deben velar por el incumplimiento cabal de la constitución y ambos tienen la obligación frente a todos los peruanos de revisar las normas para rectificar cuando alguna es inconstitucional. Los empresarios estamos totalmente dispuestos a encontrar soluciones creativas y justas para crear oportunidades para las personas con discapacidad.

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