Rafael
Pabón llevaba 10 años como profesor en el colegio San Jorge, de Bogotá, cuando,
en 1994, le surgió una oportunidad laboral en Cali. Agarró sus maletas y se fue
con su esposa para la capital del Valle, motivado por una fuerte vocación de
maestro. Llegó y se presentó a la entrevista, pero cuando la rectora del
colegio que iba a ser su nuevo lugar de trabajo lo vio, solo le dijo que ahí no
podía ser maestro porque en ese lugar no había sitio para profesores en silla
de ruedas.
Rafael sufrió
de polio cuando apenas tenía siete meses de nacido. Hoy tiene 55 años, nunca ha
caminado y la silla de ruedas ha sido su refugio desde muy pequeño. Sin
embargo, tomó este episodio, que podría convertirse en el más amargo para
cualquier persona, como si se tratara de un gran chiste del que, finalmente,
terminó riéndose.
"Hasta
ese momento nunca había vivido la discriminación así de frente", cuenta
Pabón sentado en el escritorio del estudio de su casa, en el barrio Alhambra,
al noroccidente de la capital, un lugar que, rodeado de libros, también podría
hacer las veces de refugio. A raíz de este hecho repudiable, hoy hay cabida
para bromas cada vez que le echa el cuento a estudiantes y amigos, a quienes
dice que de ahora en adelante le tocará enviar la hoja de vida con foto de
cuerpo completo. “A cosas como la que me pasó a mí en Cali hay que verles el
lado gracioso, porque si no lo hacemos nos llenamos de odios. Hay que partir
del hecho de que la discriminación existe y que el reto es enseñarle a la
gente”, señala Pabón.
Sin embargo,
este hombre parece vivir como si su discapacidad física no existiera. Tuvo la
oportunidad de estudiar en un buen colegio y una universidad en la que encontró
personas dispuestas hasta para mudar las clases a los salones del primer piso
para facilitarle el acceso, y hoy dedica su tiempo al trabajo, al estudio, la
investigación, a sus amigos, a ver fútbol y a una enfermedad de la que dice no
tener culpa: ser santafereño.
"Frente a la discapacidad aún hay
prejuicios, pero en los últimos treinta años se ha hecho más natural. Por lo
menos iniciamos un proceso de accesibilidad para las personas y hay mayor
conciencia sobre la situación", comenta Pabón, para quien la condición,
además de representar en ciertos sentidos una limitación, tiene que ver mucho
con el contexto y el medio social en el que alguien se mueve, aunque no
desconoce las barreras y la inequidad que sale a flote en el país en temas
educativos y laborales, principalmente.
Con la compañía de su esposa, que es su tesoro, sus padres y
sus hermanos, Pabón ha logrado llevar su condición y considera que la
discapacidad tiene mucho de cada persona. "Si bien hay obstáculos en la
parte física y en la infraestructura, las barreras más fuertes son las
mentales. No hay que caer en la lástima, pero tampoco en la heroización o creer
que 'soy el putas porque estoy en silla de ruedas'", comenta.
Pabón dice que es importante reconocer la diversidad de la
discapacidad y los factores que hacen que la vida en esta condición sea más
compleja. "Ser mujer y tener discapacidad, en un país que las discrimina,
es realmente difícil. Asimismo, las condiciones económicas y de acceso a la
educación", expresa. Y agrega que entre los puntos más urgentes de las
luchas que llevan a cabo las organizaciones que representan a las personas con
discapacidad en el país está el del prejuicio. Precisamente ese es el factor el
que crea más limitaciones para muchas personas.
Cuenta que se crio con un vecino recientemente fallecido,
afectado por síndrome de Down y quien no tuvo acceso a la educación, porque
hace unas décadas se creía que las personas con esta discapacidad no podían
aprender a leer ni a escribir. “Hoy sabemos que no es así”, aduce.
Señala que en este momento existe, al menos, un
reconocimiento legal de que la discapacidad existe y que no se trata
exclusivamente de un problema de salud. Que las personas que están en esta
condición tienen derechos, como lo señala la Constitución de 1991.
No estuvo en Ginebra (Suiza) durante la presentación del
informe sombra de las asociaciones civiles sobre discapacidad en el país, pero
considera que es una oportunidad especial de conocer los avances para
garantizar los derechos de estas personas y para trabajar en otros temas
puntuales. ¿Cuáles? La falta de articulación entre las entidades estatales para
desarrollar una política conjunta, que sea elaborada con participación de las
personas que presentan esta condición, y la oportunidad de mejorar el acceso en
el momento histórico del país "de la pérdida completa de la esperanza
hacia el renacer de Colombia".
Fuente:
http://www.elespectador.com/files/especiales/discapacidad-colombia-somos-capaces/rafael-pabon.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario