La
revolución comienza por nuestro propio cuerpo. El sistema lo sabe y por eso se
lo apropia con la moda, la imagen, la belleza impuesta, la medicina, la moral
religiosa.
Es peligrosa
una persona que se sienta dueña de sí misma, un cuerpo único y diferente que no
sea objeto de la valoración de otro, ni objeto de consumo ni de explotación.
Si sacásemos
todos los atributos esperados por un sistema de consumo, desaparecería la
discapacidad del imaginario colectivo.
¿Por qué
cambia la mirada del colectivo social hacia un artista o un deportista cuando
tiene una discapacidad? ¿Acaso no nació artista o deportista y por un hecho
circunstancial pasó a tener una no-función en alguna de las partes de lo que
forma su cuerpo? ¿Discapacitado para quién? ¿Para una sociedad de consumo que
busca seres humanos “completos” para la maquinaria de producción? ¿Por qué se
sobrevalora cuando una persona con una disfunción es deportista o artista?
¿Acaso no son aptos para la mirada de esta sociedad que está en una búsqueda
continua de perfección?
Existe
el arte, no la discapacidad. Existe una artista de 94 años, María Fux, que hace
que su arte, la danza, sea accesible a toda persona que visite su estudio.
Dueña de un humanismo, creatividad e intuición asombrosa convierte mágicamente
lo imposible en posible y hace ver la música a los ciegos, escuchar a los
sordos y mover a los paralíticos. El arte no es privilegio de unos pocos.
Entrar en el
estudio ya es internarse en otro mundo, diferente a lo que ocurre en la calle
Callao, pero no por eso menos comprometido. El típico aroma a sahumerio, los
afiches colgados con la trayectoria de la bailarina, el olor a cera, el
chirriar de las maderas de los pisos del antiguo edificio, el piano que invita
a vivirlo en el cuerpo, luego, durante la clase, las voces cálidas que callan
cuando ella entra en el espacio donde se va a llevar a cabo la danza.
María Fux es
la creadora de la danzaterapia en Argentina. Dueña de una estética propia y una
comprensión de la danza como camino hacia el encuentro con las potencialidades
creativas que todos tenemos, ha encontrado un método que logra cambios en la
gente mediante el movimiento. Su método surge de su propia experiencia en el
escenario.
A los 94 años
todavía dicta clases y seminarios en su estudio. Su intuición pedagógica y
capacidad artística hace de la danza una actividad artística integradora,
integrando de esta manera la música, la danza y el cuerpo a la naturaleza, lo
cotidiano y lo social.
El cambio de
mirada provoca un cambio de paradigma: discapacidad por capacidad creadora.
Fuente:
http://www.laizquierdadiario.com/Danzaterapia-Maria-Fux-y-un-cambio-de-mirada-sobre-la-discapacidad
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