En el ámbito de la discapacidad hay un sin fin de temas de los cuales
aprender, en su mayoría relativos a la misma persona con discapacidad, pero muy
pocas veces recordamos a los cuidadores.
El cuidador es aquella
persona que se responsabiliza del bienestar de la persona con discapacidad o
adulto mayor, puede ser algún familiar directo, como los padres, los hijos, los
hermanos. Sin embargo es de hacer notar que “la división sexual del trabajo y
el sistema sexo-género ha sido causa de la desigualdad de oportunidades entre
mujeres y hombres, las mujeres siguen siendo las principales responsables de
realizar las actividades de cuidado al interior de los hogares.
Según la Encuesta
Laboral y de Corresponsabilidad Social 2012 (ELCOS 2012) en el 5.2
% de los hogares en México, viven personas con algún problema de salud o
condición de discapacidad que requieren de cuidados permanentes, lo que en
números es cerca de 694 mil hogares.
La estadística también dice que en 7.9 % de las
familias, alguno de los miembros del hogar en algún momento requirió de
cuidados de manera temporal, ya sea por enfermedad o accidente, esto significa
que en 1.1 millones de hogares han tenido la experiencia de lo que significa ser un cuidador,
cifras que reflejan la importancia de entender el rol social que tienen este
tipo de personas.
Para entender lo anterior, podemos tomar de base la
clasificación de la ELCOS 2012 de las actividades que realizan este tipo de
personas, las cuales son: “bañar, vestir, preparar alimentos o dar de comer,
llevar o acompañar a distintos lugares (guardería, escuela, médico, terapia, a
realizar pagos o trámites), administrar medicamentos, hacer compañía, entre
otros.”
Dichas actividades de cuidado implican no sólo el
estar al pendiente de la persona, sino en ocasiones el dedicarse de tiempo
completo a la persona con discapacidad, generando diferentes síntomas físicos (dolor y agotamiento
de espalda o articulaciones, cambios de peso), sociales (aislamiento, perdida
de su independencia como persona, dependencia a medicamentos como calmantes y/o
analgésicos, perdida o problemas laborales) y mentales (estrés, depresión, ansiedad, cambios de estado de ánimo, problemas de sueño, entre otros) en el cuidador, mejor
conocidos como el “Síndrome del
Cuidador”.
Se debe tomar conciencia de los derechos del cuidador
de igual manera que de los derechos de las personas con discapacidad, debido a
que no solo es una condición aislada a una persona, sino a su ámbito social en
general. Asimismo, es relevante entender que el ser un cuidador no tiene por qué
significar el pasar por el síndrome antes descrito, con esto me refiero a que
si se realizan ciertos cambios y actitudes, se puede vivir de una forma plena y
feliz tanto del lado de la persona con discapacidad como del cuidador.
Esta lista es un ejemplo de cómo se pude organizar un
cuidador:
·
Calendarizar las actividades diarias, considerando tiempo para uno mismo.
·
Solicitar apoyo cuando sea necesario, hay que entender que uno solo no
puede realizar todo.
·
Realizar actividades de esparcimiento o ejercicio durante la semana.
·
Mantenerse informado de métodos, aparatos o mecanismos que ayuden o hagan
más fácil la actividad de cuidado.
·
Conocer el tipo de discapacidad de la persona que se cuida.
·
Estar en constante contacto con personal especializado en la materia y en
el tipo de discapacidad.
Hay que tener en mente que para lograr el objetivo de
que la persona con discapacidad viva plenamente, también lo tiene que lograr el
cuidador, de modo tal que si nos encontramos en dicha situación hay que también
cuidarse a sí mismo y si somos terceros, hay que apoyar a la persona que funge
dicho papel en lo que se pueda y requiera.
Fuente: http://sumedico.com/opinion/cuidador-la-discapacidad/
No hay comentarios:
Publicar un comentario