“Siento
que mi misión después de estos dos años está hecha”, es la conclusión a la que
ha llegado Milagros Ruiz –una periodista de 33 años que tiene discapacidad
motora de nacimiento– luego de que Indecopi le diera la razón en un proceso de
dos años que la enfrentó a Pro Transporte y un operador del Metropolitano.
Para ella, esta lucha ha demostrado que en el país casi no existen sistemas de
transporte público que atiendan las necesidades de personas discapacitadas y
que persiste una mentalidad errónea que considera que el brindar accesos a
personas en sillas de ruedas es un favor en lugar de un deber.
En enero del
2014, por una maniobra brusca de un bus alimentador que no tenía ni rampa ni
espacio adecuado para una persona en silla de ruedas, Milagros cayó al suelo y
encima de ella su silla, la cual quedó inservible y le dañó la espalda a largo
plazo. Recién el 23 de agosto de este año, Indecopi determinó que Lima Bus
(consorcio que opera en las rutas alimentadoras del Metropolitano en Lima
Norte), junto con Pro Transporte, fue responsable del accidente al no haber
otorgado un servicio de transporte adecuado a una persona con discapacidad, a
pesar de que la página web del Metropolitano en el momento del accidente
señalaba que todos los buses estaban adaptados para sillas de ruedas.
También
sancionan que el bus no haya tenido un espacio para discapacitados, a pesar de
que el contrato del Metropolitano del 2008 exige que los buses deben “ubicar en
el primer cuerpo del autobús y lo más cercano a la puerta de acceso un espacio
destinado y debidamente marcado específicamente para discapacitados en sillas
de ruedas”.
“Desde
el primer momento, solo quería justicia”, recordó Milagros sentada en una silla
de ruedas que ella misma tuvo que comprar. Luego de que su caso se hiciera
público, allá en el 2014, y ante la denuncia que ella estaba evaluando hacer,
Lima Bus y Pro Transporte le consiguieron una silla nueva, pero esta era
demasiado grande. Su familia trató de cambiarla e incluso se ofrecieron a pagar
la diferencia del precio para conseguir una silla ortopédica adecuada, pero el
operador del Metropolitano se negó y utilizó la devolución de la silla para
acusar a Milagros de “interesada”.
Las
acusaciones contra Milagros fueron en vano. Lima Bus y Pro Transporte deberán
pagar una multa de 50 UIT y 3 UIT, respectivamente, un total de S/209.350,
cifra que representa poco en un país en el que solo existen la línea 1 del
metro y los buses troncales del Metropolitano como ejemplos de transporte
inclusivo ante más de 3 millones de discapacitados.
“El transporte
público para mí no existe. Cuando vi el Metropolitano pensé que iba a ser
inclusivo y por eso lo usé el día que sufrí el accidente. Pensé que al fin
había un servicio para todos, pero ahora incluso otros discapacitados me
reclaman. Me dicen que por mi queja los alimentadores sin rampa ya no los
quieren recoger”, señala Milagros. “No tienen idea cómo cambiaría la vida de
las personas con discapacidad si tuvieran acceso al transporte público. El
poder viajar solo en taxi impide que gente sin recursos pueda acceder a
colegios o trabajos porque los pasajes son muy caros”.
Renata
Bregaglio, coordinadora de la Clínica Jurídica de Discapacidad y Derechos
Humanos de la PUCP, fue una de las personas que asumió la representación legal
de Milagros Ruiz durante todo el proceso.
"En el
informe oral el concesionario dejó entrever que la habían dejado subir al bus
para hacerle un favor y respondimos que eso no es ningún favor, sino un
derecho. De ahí dijeron que ella quería que le paguen una silla nueva y que
quería sacar dinero", detalló la abogada y docente de esta iniciativa
universitaria.
Tras culminar
este proceso que la clínica jurídica ha seguido por dos años, la victoria y la
multa representan un grano de arena en la lucha por la inclusión. "El
íntegro de personas con discapacidad en silla de ruedas no tiene acceso a un
servicio público que le permita transportarse a pesar de que, desde el 2012,
entró en vigencia la ley de discapacidad", indicó Bregaglio.
Milagros no ha
podido constatar si la situación sigue igual en los buses alimentadores del
Metropolitano. Tampoco lo quiere hacer para evitar el riesgo, pero la única
diferencia que encontrará son pegatinas que diferencian los buses para
discapacitados que colocaron luego de que los denunciara. Para ella el
transporte público seguirá siendo invisible, y viceversa.
Fuente:
http://elcomercio.pe/sociedad/lima/drama-mujer-discapacitada-que-encaro-al-metropolitano-noticia-1929521
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